miércoles, 19 de agosto de 2015

O sea, en ese sentido no mas El es machista

¿En ese sentido?
Puede uno ser machista solo en ¿un sentido?
Lo que me hace pensar además, en el otro sentido, una/o/x, quien lo recibe, y acepta, y respeta "ese sentido" del machismo. 
Me hace pensar que, en ese sentido, ese sentido ya hace que exista otro sentido del machismo. 

¿Qué pasa cuando, para el Otro, para el o la que escucha, se le hace inaguantable escuchar "esos" sentidos del machismo?
Esta otra parte, que no está incluida en ese vínculo con "algunos" sentidos machistas. Esta parte dice, no se puede tolerar, no lo podes aceptar. 
Tantos años de lucha de mujeres, que se negaron a aceptarse en esa posición, ese lugar pasivo, receptivo, en el que se supone que debíamos estar, pertenecer. Esperar. 

No amiga, no. Yo no puedo aceptar que vos te aceptes en ese lugar. Yo no puedo ver como justificas el machismo "en ese sentido no mas". 
Si bien, no comenzó con esta vez, con estas palabras. La justificación tampoco empezó recién. Soy yo la que no puede aceptar más que vos te aceptes en esa posición. 

¿Qué puede tener de atrayente (o respetable) una persona que crea que el sexo es algo negativo, que la imagen que importa es la imagen buena de La Mujer Virgen, la que no dice malas palabras, que solo espera por Él?

Claro que estas en contra al maltrato físico, TODOS lo estamos. Pero qué pasa, ¿qué es lo que te pasa que no reconoces el maltrato en el discurso? ¿En el acto?
Ese maltrato es mucho peor, también deja marcas... Las marcas que deja, las deja en tu discurso. Ese sentido del que vos hablas, ese sentido cobra fuerza, y lo empezas a repetir, en tu discurso, en tu hacer, en tu espera.
Y ese otro sentido, que no... No perdona, porque ese sentido del que vos no hablas, no lo ve como algo malo. 
Porque machismo es decir Puta a una mujer (si, a una mujer con minúscula), pero no, claro que no... Machismo no es dejarse decir puta. 

Hoy amiga, no duele que te digan puta, duele que lo aceptes





domingo, 7 de junio de 2015

Repasando

No puedo dejar de extrañarte. 

Ya pasaron mas de tres meses. 
Ya asumí que no voy a volver a verte.  

Ya comencé con mis sueños de eternas despedidas y desencuentros. 
Ya deje de repasar nuestras charlas, deje de escucharlas en mi cabeza. 

Ya tu recuerdo, deja de ser el centro, pero no deja de ser la asociación inmediata a cualquier cosa. 

Ya no me acuerdo de tu voz.
Ya deje de escuchar tu canción. 
Ya, casi, deje de llorar. 

Ya asumí que te ame, y que el amor no termina. 
Ya aprendí que para seguir, no te tengo que olvidar. Porque ¿para qué olvidar?

 

viernes, 17 de abril de 2015

Entre lecturas y sentimientos

Si quisieras arriesgarte comenzaríamos a vivir nuestra historia, la de verdad, en la que somos nosotros. 
La historia en la que me miras y tiemblo, en esa en que no puedo sostener la mirada porque me entrego, esa en la que me tomas de la mano y me olvido de todo. 
La historia de la unión de tus piezas y las mías. 

Y yo ya no estaría aquí contando los días para verte, esperando posibilidades para verte, reconstruyendo nuestras charlas para no olvidarte. 

Ya no tendría que seguir con mi vida como si no hubieses pasado por ella, fingiendo que no me acuerdo de vos y fingiendo que no me muero de ganas de hablarte para decirte... ¿Qué cosa? Solo para continuar lo que tuvimos.




lunes, 30 de marzo de 2015

The third is the charm

Los días pasaron, no se si fueron muchos o pocos, el tiempo mientras vivía en Lake Tahoe nunca lo supe distinguir bien, era una suma de días, suma de eventos, una suma de horas. Algunos monótonos y otros tan cargados de cosas. 
No recuerdo exactamente la sucesión de estos hechos pero creo que fue algo así. 

Un día que andaba paseando con una amiga, corremos a tomar el bus y se baja una señora que trabajaba en el súper y me dice al pasar "hey maia, hoy un chico pregunto por vos, uno alto". No me fue muy difícil ni reconocer quién podía ser, ni emocionarme por ello. 
Al día siguiente, cuando llego a trabajar, en el Deli también me dicen "che, te vino a buscar un chico ayer" (el Che lo agregue yo, simplemente me gusta la expresión). 
La emoción se convirtió en ansias de verlo. Y los días continuaron de una manera particular, el empezó a ir todos los días al súper a saludarme, y yo empece a portar la cara más de tonta que se pueda imaginar. 
Hasta que llego un día en el que coincidimos en el bus. Como toda mujer que soy, y gracias a mis amigas, yo sabia que ese día y en ese horario lo iba a ver, no voy a decir que me produci para verlo, primero porque no recuerdo y segundo porque en invierno pongas lo que te pongas abajo, la campera siempre es la misma, y la campera no suma. 

Voy hacia la parada con muchas expectativas de verlo, pero me subo al bus, y el bus estaba vacío. No puede ser pensé, eso era una broma del destino. Pero el chofer me contó que "estábamos" esperando que llegara el otro bus para hacer una conexión o no se que. 
Me siento, en un asiento doble y espero mientras escuchaba música. Empieza a subir gente al bus, y lo veo subir a él también. Me mira, se sonríe, me saluda y se sienta en el asiento del otro lado. 
¿En serio, el bus vacío y él se sienta en otro lado? Y bueno, una nunca puede dejar los planteos histéricos de lado no? Están en la naturaleza humana. Pero solo me sonreí y seguí escuchando mi música. Empezó así el rutinario viaje de media hora al trabajo. 
Dos paradas adelante, se cambia de asiento a uno individual a mi lado. Entonces me sonreí, puede que después de todo vaya ganando pensé, porque todavía me regía por el ganar o el perder. Y cuando mas gente empezó a subir al bus, termina sentado a mi lado en el asiento libre que yo desde el principio guarde para él. Esa imagen me hizo reír y pude comprender completamente que había pasado desde el principio. No entraba en esos asientos (y si, si mide mas de dos metros). Nos reímos, siempre me reí mucho, siempre nos reímos mucho. 
Así comenzó la parte entretenida del viaje, hablamos como si nos conociéramos de toda la vida, y era la tercera vez que nos veíamos. 


Capaz hablar con desconocidos es más fácil que hablar con la gente cotidiana y rutinaria de nuestra vida. O capaz, mi vida trata de cruzarme con personas totalmente interesantes y necesarias para mi día a día, para después recordarme "vos no sos de acá", "estas de paseo y te vas", como si fuera una inmigrante constante de mis amistades. El problema no es la inmigración constante, sino la capacidad que tengo en encontrar a esa gente que me cambia la vida y no poder volver a verlas. 
Y mi otro problema esta en volver, porque puede pasar que uno vuelva cambiado, pero el lugar al que se vuelve, ese lugar nunca cambia. 
Supongo que será por eso que ahora cuando se habla de salud, no se busca volver al estado anterior. 
A los primeros días de mi regreso, alguien me dijo "y bueno, pero que bueno que volviste, porque acá es donde perteneces". Yo no pertenezco, ni acá ni a ningún lado, ni a nadie. Yo no soy algo, no soy posesión, soy alguien. Y los alguienes, no pertenecemos, los alguienes somos. 


Cuando llego mi parada, nos bajamos juntos. Bueno, yo baje sola y camine unos pasos sola, siempre tratando o pretendiendo mostrar esa supuesta independencia que me caracteriza, yo puedo sola, me escucho a mi misma gritar, caprichosa. Yo soy sola
Pero él, respetando todo el espacio que yo pretendía poner, camino a mi lado. Riendo y charlando, conociéndonos. 
Llegamos a la puerta de mi trabajo, era un día que el sol irradiaba casi tanto como yo irradiaba felicidad con mi sonrisa. 
Quiero seguir hablando con vos, ¿puedo tener tu numero? Me pide. 
Perdí mi celular hace unos días, solo me puedo comunicar cuando tengo internet. ¿Podemos hablar por Facebook?
Mmm, no lo uso. 
En un mundo caracterizado por las comunicaciones, en el país de la tecnología... Ironías de la vida...
Entonces ¿como podemos?
¿Tenes email?
¿Si? Te lo escribo... 
Mi email, se caracteriza por ser poco adulto, y aunque yo en esos días no sospechaba que el hablara español le  conté la historia de como me lo cree, dos años atrás. 
Todo tiene que ver con la frase "la tercera es la vencida", frase en la que yo ni siquiera creo, dije con una sonrisa. 
Si, nosotros también tenemos una frase para eso "the third is the charm"

Esa frase, la volví a escuchar al pasar el día que tenía que volver mientras esperaba abordar el avión. No pude menos que sonreír. No se si la vida da señales, solo puedo se decir que da regalos, y la mejor manera de agradecerlos, es con una sonrisa. 

martes, 3 de marzo de 2015

Yo no lo invente


Un día, recién mudados con este grupo de desconocidos, íbamos yendo a comprar algo mientras charlábamos incoherencias. 
En eso, Maxi, el futuro medico argentino, dice si hubiera un idioma universal, debería ser el español. Su explicación era, porque hay mayor cantidad de países (no personas) que tienen al español como idioma oficial. La verdad que su justificación es válida, pero si alguien me pregunta a mi (como si nosotros tuviéramos el poder de cambiar los idiomas del mundo con nuestra pura opinión), lo que hace particular a cada lugar es su lenguaje. Lengua y cultura van de la mano, y la posibilidad de que todo sea parecido o igual, de que todo sea entendible, me parece tan aburrido. 

Pero si incluso los que hablamos español, pero que lo aprendimos en distintas zonas a veces no nos entendemos. 
Como cuando Caro, la chilena, dijo "que fome!", y Marta le respondió "si, yo también tengo hambre"
Esos malos entendidos, o entendidos a medias, son los que hicieron a estos tres meses llenos de risas. 
Al tiempo en que empezamos a medio entender cada uno de los dichos, comenzó el intento de imitarlos. 
Los primeros "que wea", parecían tan forzados, y ahora forman parte de nuestra comunicación habitual. Bueno al menos del mío, mi habla tiene una habilidad especial para fusionarse con los que escucho por ahí. 

Estábamos en San Francisco, compartiendo tiempo en común con los chicos, en las camas juntadas de una habitación pobre, de un motel de lo que alguna vez fue el centro de esa hermosa ciudad de la bahía. 


Mi papá tuvo una época en la que decía, en la cama empieza y termina la vida. Y sacaba fotos de todas las camas que veía, en esa época, nuestra computadora tenía poca memoria, andaba mal, y encima... Estaba llena de fotos de camas. 
Ahora, capaz que de tanto vivir en moteles y habitaciones, entiendo el concepto de la cama y la vida. 
En estos meses, la cama se convirtió en living, comedor, mesa, sillón... Se convirtió en lo que nosotros queríamos que fuese en ese momento. 


Estando en esa habitación, en San Francisco, fue cuando empezamos a mimetizarnos en dichos y acentos. 
Cuando Caro, la chilena, empezó a decir piba, nos dimos cuenta de que o aceptábamos lo que estaba pasando y lo disfrutábamos o nos cerrábamos en nuestros decires y buscábamos acentuar nuestro acento. ¡Que cosa que al argentino le sale bien!
Empezamos a repetir dichos, principalmente insultos. Creo que nunca escuche tantos "chatumare, que wea" (o intentos de decir eso) en mi vida, como en los días que duro ese pequeño viaje. 
"Puta, que chucha", "perra culiada", "boludo", "weón" (que si... Ambos vienen de lo mismo, significan lo mismo y se usan para lo mismo)
El "pue", el "po", y el "¿poquee?!".

En una de las competencias ¿quien dice mejor "weón"?, de los tres argentinos, gane yo la primer ronda. Y, ¿quien lo diría? Si yo siempre pensé que para imitar acentos o a personas no tenía profesión, una papa en la boca y la lengua atada es lo que tengo. 
De igual manera, Marta siempre fue la mejor, si pudo convencer a unos peruanos (aunque weones) de que era el día del Paraguay y que iban a festejarlo en la playa, con su mejor acento guaraní, dudo que haya cosas en la que no pueda convencer. Y ella lo sabe, mentir y engañar para reírse y hacernos reír, es una de las cosas que mejor le sale, después, claro esta, de derramar la yerba en donde quiera que este. 

Estos meses, estuvieron repleto de todo, pero mas que nada de risas. 
Como un día en el que Caro se estaba peinado, y dice:
Haceme la partidura
Nosotros, los tres argentinos, le miramos a punto de estallar en risas, cuando agregó:
¿Qué!? ¡Yo no lo invente!


Pretty nice, parte 2

La emoción que me había invadido por esos días, era una pura ilusión y duro poco. Yo soy de las que se rescata siempre, después de unos días. 

Este día si lo recuerdo perfecto. Era un día que descansaba del trabajo, hacían unos días que María me había prestado un celular, así que ya tenía música, esta bien, mucha de esa música era Thalía pero música al fin. 
Entonces decidí irme a caminar, dije camino hasta la siguiente parada y me tomo el bus, le visito a las chicas en el trabajo. Cuando llego la siguiente parada, todavía el bus no parecía acercarse, y seguí caminando, me entretuve caminando y deje pasar el bus. Caminé por una hora hasta que el sol empezó a bajar, ahí fue cuando decidí, bueno lo más razonable es hacer dedo. Pero antes me preguntaba, ¿es necesario ir a donde estoy yendo?. No tenía nada mejor que hacer, y la verdad que estaba bastante aburrida. Pero... ¿Realmente tenía que ir a Tahoe City? Constantemente buscando razones. 

La persona que me levanto, trabajaba en uno de los ski Resort, y me contó que trabajaba de snowmaker. Acá la ignorante ni siquiera sabia que existía eso, me contó que lo mejor de su trabajo era ver el atardecer en la montaña, solo o con amigos. 
También me advirtió que me esperaba un mes de poca nieve pero que en febrero iba a mejorar. Nunca mejoro, pero eso no importa. 

Llegue a Tahoe City, y decidí pasar por la biblioteca y ponerme a leer. Recorrí los distintos estantes, encontré distintos libros que me llamaban la atención, hasta que de repente me encontré con... Bueno, estoy divagando, esta no se supone ser la historia de como me encontré con libros de mi autora favorita. La cuestión es que, había sido un día demasiado productivo, lleno de pequeños detalles que me encantaron. Cuando cerraron la biblioteca, me fui caminando para el súper, ya empezaba a hacer frío. 

Llegando al súper, veo venir a lo lejos a un chico súper alto y flaco, no tarde mucho en reconocerlo. Y el tampoco a mi. Nos fuimos acercando, sonriendo. 
Hey, how are you!? Where are you going? Me too. 
Los dos íbamos al súper. Yo obviamente controlando toda mi emoción, corrí a contarle a Marta, con la que sutilmente seguimos al chico. 
Yo no se que parte de esto fue mutuo, que parte de esto provoque yo, o que tan "destinado" a ser, pero terminamos de comprar juntos, y juntos caminamos despacio hacia la salida.  
Yo disfrute tanto de la situación y de la compañía, supuse que íbamos a volver a tomar el mismo bus, y todavía faltaba como media hora para que llegara. 
Me pregunta que hacia, para donde iba. 
Le respondí, con una mentira piadosa que salvara un poquito mi dignidad, estoy esperando que mi amiga salga de trabajar y me voy a la parada, y vos, le pregunte. 
Yo estoy esperando a que me vengan a buscar, y se acomodo en el murito a esperar. 
Y yo espere con él. ¿Será que le incomodo? Era muy obvio que quería estar donde estaba, que disfrutaba estar esperando con él, mi cuerpo entero era una sonrisa.
Ni buena para mentir, ni buena para disimular. Pero no me importaba. Todo empezaba a mostrarse demasiado perfecto como para no dejarse llevar. 

Le pregunte donde vivía, porque la verdad quede intrigada sobre las otras paradas de mi bus. Me dijo que vivía en una ciudad en el estado de Nevada, entonces yo sorprendida, con toda mi rubies, pregunte ¿y venís hasta acá... al súper?
En realidad él término mi frase y se rió, obviamente no venia al súper desde allá hasta acá, venia a trabajar. 

Me pregunto a mi misma, si siempre me río tanto. Si siempre destello tanta alegría y felicidad cuando hablo con la gente, la verdad no se la respuesta, solo se que en los momentos que compartí con él irradiaba felicidad, de esa que contagia. 

Le conté sobre mi día, le conté que venia de la biblioteca. Si, la mayoría de J1 esquían es su día libre, yo me dedico a leer. Bromee. Le conté que había perdido mi celular y que lo único que extrañaba era mi música. 
Me pregunto qué tipo de música me gustaba, y entonces le empece a contar con toda la pasión del mundo lo que es el rock argentino, y Charly García. 
Creo que fue en ese momento que me pregunto ¿cuál es tu pasión?
Nunca dude tanto con esa respuesta, ¿cual era mi pasión? ¿Tenía una?
Mi respuesta, que siendo honesta siempre se caracterizaron por ser evasivas, fue ¿siempre le preguntas a las chicas que conoces eso?
Responder con una pregunta, una manera sutil de decir "no tengo idea que responder a eso". 

Hoy, me doy cuenta que haber tardado tanto en responderle cual era mi pasión, demostraba lo perdida que estaba hace unos meses. No es que hoy me sienta "encontrada", pero si puedo sentir esa chispa que despierta el seguir una pasión. Disfrutar una pasión. 

Le conté que estaba buscando un segundo trabajo, y me dijo anda a averiguar al restaurant donde yo trabajo, bla bla, bla bla, así podemos trabajar juntos y vernos mas.
Este chico, o era un buen encarador, o también estaba embobecido conmigo. Ojalá fuera la segunda opción, pensé. Yo, que estoy acostumbrada a conocer gente buena pero media idiota, ya no puedo dejarme convencer tan rápido, pero algo en su mirada y en su actuar me decía que él era diferente. 

En un momento, en esta conversación que yo deseaba que no termine. Me dice, me esta viniendo a buscar mi hijo
Ok, pensé. Mi cara también lo reflejo. 
Ah, ¿él viene manejando? ¿Cuantos años tiene?. Si ya se, ni por cerca una pregunta inteligente, no era la idea tampoco. 
No, le trae la mama
Obvio, esta charla fue una de las más rápidas. Pero a mi me pareció eterna, hasta que pronunció palabras como:
Si, estamos separados, pero nos llevamos bien. 
¿Ah si? ¿Se llevan bien? ¿Eso existe entre los ex?. Me pregunto si siempre sueno tan escéptica en todo. Pero de nuevo, con su cara me respondió que pensaba lo mismo. 

Me contó sobre su hijo, Liam, de dos años, no hizo falta que yo preguntara cual era su pasión. Liam era su centro, Liam es su centro. 

De nuevo, no se cuanto tiempo paso. Cada vez que comparto algo con él, se me hacen que el tiempo no pasa nunca. Es muy lento, es eterno. Es perfecto. 
Suena su teléfono, ya era hora de despedirnos. Fue algo raro lo que paso. Nos acercamos y nos saludamos con un beso en el cachete. Ok, esto no es raro en Argentina pero yo lo sentí raro acá. Por unos segundos me pregunte que fue eso, pero lo deje pasar. 

Hace unos días, me entere, me contó que su ex, que nos vio despedirnos, le pregunto "¿ella es tu novia nueva?". Entonces si, yo que me había olvidado de la situación, obtuve la respuesta, fue algo raro. Pero también supe que fue algo mutuo. 
Todo el tiempo, fue algo mutuo. 

viernes, 27 de febrero de 2015

Pretty nice, parte 1

Esta historia, me niego a escribirla por momentos por dos razones, la primera es que todavía no tiene final, y como yo tengo ese algo con el saber... Y la segunda razón que no la había pensado hasta hoy, esto es mío, totalmente mío. Hasta ahora sólo contaba historias de la gente que se me cruzaba por ahí, pero bueno, esto merece ser contado. 

Esto empezó, digamos que los primeros días de enero (lo triste de eso es que solo se cuando fue porque ya no tenía mi celular, ya que la ubicación en el tiempo y el espacio se me perdió). Estaba yo, digamos que pudo haber sido en un day off, o un día que salía temprano del trabajo o algo así, la cuestión es que estaba en la parada del bus haciendo dedo, no se si con poca paciencia, con algún apuro, o solo con ganas de probar suerte. En estos días todavía hacia frío frío, capaz que había nieve y todo (hasta ahora me lamento el no registrar cuando empezó a desaparecer la nieve). 
En algún momento me canse y entre a la garita a esperar al bus y no morir de frío en el intento, y adentro estaba este chico que me mira y me pregunta "did you give up?", y yo le miro y digo "eh... Yeah.." Como preguntándome "¿por qué me hablas desconocido!", pero cuando lo miro mejor, ay, mas de mil respuestas se me ocurrieron, como "estoy yendo tan lejos que nunca tuve chance" o cosas así. Pero opte por mirarle tímidamente y sonreír. 

Yo, estoy segura de que había más gente esperando, pero en el momento que comenzó esta conversación, ya todo el resto no importaba. 
Este chico, en la parada de colectivo, me miraba de reojo por momentos, y yo sin celular y con la hermosa excusa de la espera pregunte, ¿me podrías decir la hora? Me la dice, obviamente no recuerdo que hora era, porque la cuestión si bien era saber cuanto faltaba o con cuanto tiempo atrasado venia el bus, no era específicamente esa. Así, comenzó una conversación con un inglés tan básico que yo misma me sorprendía. 
Trate de explicarle que el día anterior el bus había tardado más de media hora en llegar. Inmediatamente me pregunta de donde soy. 
Me contó de un amigo de él que era de Perú pero que estuvo viviendo dos años en Chile, misionando como mormón.  
Mi respuesta, ah... En Argentina van pueblo por pueblo juntando gente, y generalmente son muy lindos, creo que es su manera de vender su religión. Genial Maia, burlándote una religión frente a un completo extraño. De todas maneras, su mirada y su sonrisa me hizo entender que estaba todo bien, y que pensaba igual. 
Nos preguntábamos nombres, yo que repetía innumerables veces la palabra pretty, tuve que parar y contarle (o convencerle) que yo sé usar sinónimos. (Ok, eso era una señal de que ya estaba nerviosa, no paraba de hablar y mucho menos de reírme). 
Juntos, buscamos sinónimos que la gente usa para describir lo mismo, las múltiples y diversas maneras de ser exagerados al hablar. Nice, beatiful, unique. 
En eso, llega el bus, que estaba lleno entonces entramos, nos acomodamos entre la gente, nos separamos. 
Ese viaje de media hora para mi fue uno de los más largos, en cuanto me pude sentar, saque mi libro y me puse a leer, por momentos lo miraba y le encontraba mirándome. Pero inmediatamente bajaba la vista, se me complica eso de mirar a las personas que me miran. 
Las paradas iban pasando, las personas iban bajando y él seguía en el bus. ¿Será que va al mismo lugar que yo? 
Llego mi parada, me levanto pero él no. ¿Había alguna otra parada después de la mía? ¿Podía alguien vivir mas lejos todavía de donde vivía yo? 
Nos saludamos con la misma sonrisa que después, cada vez que la viera, significaría tanto. 


Y eso fue todo, por un tiempo. Fue un momento mágico y genial, que me dejo pensando por varios días. 
Hasta que días después, en un día que parecía destinado a ser, nos volvimos a cruzar. 

martes, 24 de febrero de 2015

Todos los demás


Una de las mejores cosas que nos dio el Tahoe Inn, es que conocimos a un grupo de chilenos y peruanos con los que con el tiempo nos haríamos amigos, y con los que actualmente vivo. 

Los conocimos unas noches antes de Navidad, que volvíamos en el mismo bus, y bueno entre charla y charla terminamos en la habitación de los chilenos charlando y conociéndonos. Así comenzaron varias noches de juntadas y póker, yo en esos días entendía como jugar, pero en estos días ya no recuerdo. 
Creo que el segundo día de nuestra amistad era el cumpleaños de Caro, y  no tuvimos mejor idea que irnos a un bar, a comer algo y festejar. A todo esto eran las 8 de la noche. 
Mientras esperábamos el bus de la noche muertos de frío, mirando las estrellas empezamos a conocernos. Todo empezó porque alguno estaba buscando la cruz del sur, y algún otro, sostenía que la cruz del sur no se ve en el hemisferio norte, entonces empezamos a preguntarnos que estudiábamos, para ver si había entre nosotros, ese grupo de 10 personas había un astrofísico o algo así. Curiosamente no, así que la estadística de esto seria... Jajaja
Pero bueno, había un futuro medico, dos futuras dentistas, administradores por doquier, en Perú se puede estudiar administración del deporte. ¿Y eso qué significa? Un ingeniero civil industrial, que eso en chileno significa administración empresarial. 
Cuando por fin llego el bus, nos esperaba media hora mas de viaje hasta el bar que queríamos ir, eso haría que se acerquen las 9pm. 
Seguía la discusión de las estrellas, yo desde el principio sostuve que no íbamos a poder verla, pero podíamos ver a las tres Marías entonces la teoría de que acá son todas las estrellas diferentes no se podía defender. 
Cuando llegamos al bar, mas caro de la historia de la humanidad, todos emocionados nos sentamos. Pero... Llega el sueño a decirnos, después de las nueve la cocina esta cerrada (y siiii, si acá se cena a las 6 7)  y aunque se pudieran quedar todos tienen que ser mayores de 21.
Pequeño detalle! El futuro medico recién había aprobado el CBC, ¿que quiere decir eso? Que a penas tiene unos pobres 18.
Así que, cabizbaja nos retiramos del bar. Teníamos una hora para el otro bus de vuelta, y bar al que fuéramos (no es que haya muchos en Tahoe) nos iban a decir lo mismo. 

Honestamente no recuerdo si todavía había nieve en esos días, si me acuerdo que hacía muchísimo frío, muchísimo. La idea de esperar una hora afuera no era ni por cerca la mas agradable. Lo larga que puede ser una hora mientras se espera, mas larga aun puede ser si se espera con frío. 
Entonces empezamos, sin esperanza alguna, aunque todavía no sabíamos de las estadísticas, a hacer dedo... Y milagrosamente paso una camioneta gigante, que manejaba una mujer y nos levanto, tenía sólo lugar para 5, justo las 5 chicas, y solo nos podía llevar un poco mas cerca de lo que estábamos pero no mucho mas, cuando nos subimos, mi amiga inmediatamente sintió olor a marihuana. Yo no, nunca registro o en realidad si, ella siempre siente olor a marihuana cuando no le gusta donde esta. Todo lo malo atribuye a la marihuana. 
La señora, súper copada, nos dejo en un SevenEleven, donde compramos dos pizzas, una bolsa de papas fritas y una Pepsi por 13 dólares, era la promoción del lugar o algo así, y no parecía tan malo para recibir el cumpleaños de Caro. 
Volvimos a salir, esta vez a la ruta y nos fuimos a la garita donde pasaría el bus, a hacer dedo en la oscuridad (estábamos hechas para triunfar) mientras tímidamente alguna de las cinco dice "y ¿si abrimos las papas?". 
Como ya lo dije una vez, solo el 2% de las veces te levantan de noche, obviamente eso todavía no lo sabíamos, así que lo único que paro por nosotras fue el bus, en el que venían los chicos, con un poco de alcohol para festejar. 



domingo, 22 de febrero de 2015

Tahoe Inn

El Tahoe Inn, fue nuestro hogar por un mes. Estaba en la última (o la primer) parada del bus, a media hora de nuestro trabajo. Tenía el peor de los internet del mundo, y está justo en la frontera de California con Nevada, estratégicamente a metros de varios casinos. 
Nuestras caseras, o las administradoras aunque me gusta mas llamarlas caseras, eran dos señoras de entre 50 y 60 años, esa edad que no se distingue la edad real. Estas dos señoras que yo pensaba eran hermanas, solo resulta que eran amigas y que años después de amistad se enteraron que estaban emparentadas políticamente. 
Becki y Gaby, nos recibieron siempre a su manera tan particular. Becki siempre seria y con cara de estar cansada de tener que tratar con tanta gente estupida, dura en su trato, buena y rápida en los negocios. Nunca dejo de ser cordial, y con el paso de los días que vivimos ahí, al menos yo llegue que conocer a una persona amable y graciosa. Y si, si me iba todas las mañanas a tomar café (muchos cafés, ahí empezó mi adición) con ella y después de las "good morning", teníamos que hablar de algo más no?
Ninguno de mis amigos tiene una buena imagen de ella, convengamos que ellos tampoco la conocieron como yo, pero esto es otra prueba de que a mi la gente mala onda esta hecha para caerme bien, y mi necesidad de hablar con gente grande no hace distinción, bueno demasiada distinción jajajaja. 

Gaby, su amiga, es una señora rubia que parece estar todo el tiempo en otro lugar, al menos mentalmente hablando. No tenía mucha idea de lo que hacía o tenía que hacer en el hotel, solo recibir a las personas de la manera más cálida y amable que uno se pueda imaginar, a mi me causa tanta ternura la gente despistada. 
Uno de los días que descansaba de trabajar, o sea un day off, me fui a la oficina a tomar como el quinto café del día, y a sentarme al sol mientras hablaba con mi gente, estaba ella sola y nos pusimos a hablar, de todo un poco, a conocernos. Supongo que la charla empezaba como las típicas charlas de ascensor, ¿hace frío hoy no?, hace mucho no nieva, es tan triste, bueno a mi no me gusta la nieve pero para los que trabajan acá, es difícil. Yo soy de Sacramento, me dijo, y el año en que me mude para acá (Lake Tahoe) fue el último año con una gran nevada. Mi marido trabajaba en los camiones que limpian la nieve, y como la nieve legaba a tapar las puertas, tenía mucho trabajo. 
Me contó que ella vivía en el hotel, me sorprendió tanto saber eso, ¿cómo  alguien podría vivir, mas de seis meses en un hotel, con solo un microondas para cocinar!?
Y ahí es cuando ella me empezó a contar su historia, hacia pocos años se había mudado para acá, con su marido, no recuerdo la razón exacta, pero si me dijo que no volvería a Sacramento, curiosamente no es la primer persona que me dice eso. 
Hacia dos años, a su marido le diagnosticaron cáncer, y es ahí cuando Becki le dice que vaya a vivir y trabajar al hotel. 
Esa mujer alegre, que siempre parecía estar en otro lado, de repente empezaba a mostrar una cara de melancolía. Estaba contándome, a mi, una extraña, sobre su dolor. 
Hacia menos de seis meses que su marido había fallecido, y ella misma de describía como "no ready to leave" el Tahoe Inn. Ahí, luego de un suspiro empezó a contarme lo incondicional de su amistad con Becki -y es que si, ellas dos juntas se complementaban, solo que hasta ahora no lo había visto tan claro,  Becki estaba ahí para cuidar y proteger a Gaby, que constantemente estaba queriendo estar en otro lado. 
Ese mismo día también me contó que el Tahoe Inn se iba a cerrar en unos meses, para mudarse a otra ciudad cercana (curiosamente también en la última o primer parada del bus), y que ellas estaban viendo que hacer. Becki le dijo que se mudara con ella, pero a otra ciudad en Nevada, busquen un trabajo de medio tiempo y vivan de su pensión. 
Realmente no se cual va a ser el destino de estas dos amigas, Gaby sabe que tiene que tomar decisiones, pero se siete paralizada todavía, y sabe también que Becki va a estar ahí para protegerla. 

Me dio muchísima pena dejarlas, yo me había encariñado con ellas, no solo con el Tahoe Inn, y creo que en esos días también me di cuenta de que sentía la necesidad de hablar con ellas, de hablar con gente grande. 

También en el office, trabajan medio tiempo Charlie y Linda. 
Charlie desde el primer momento me cayo bien, alegro un par de mis mañanas, un día que había entrado a servirme café y estaba absorta en mi celular, me reto. "Eh, good morning there". Levanto la vista y miro avergonzada, porque odio esa actitud en los demás, y me continúa con un "y si, porque vos ahí con tu celular e internet ya ni nos registras", fue una situación tan graciosa, tan parecida al reto de un padre.
Me cuesta bastante describir esta actitud, la se reconocer al instante pero ponerla en palabras me cuesta. Es ese tipo de andar que parece duro (ya voy a aprender sinónimos), pero que cuando entras en confianza su saludo mas duro es el más cálido del mundo. 
Charlie también vive y trabaja en el Tahoe Inn, no se cual habrán sido sus razones para terminar ahí. Pero su presencia, no se si decir hizo diferente mi estadía ahí, porque no se como hubiera sido sino, se hizo sentir en mi. 

Y Linda, las primeras veces que la vi, pensé ay que mala onda esta señora, pero un día que venia tarde de trabajar y estaba con ganas de un café e internet, me encuentro con ella y con lo que al parecer eran ganas de conversar. Así que, solté el celular y me puse a charlar. Me pregunto sobre mi trabajo, y que estaba buscando algo mas, me recomendó inmediatamente donde buscar, le conté que estudiaba psicología en mi país, y eso convirtió nuestra charla en una mucho menos superficial. Le conté sobre los movimientos de salud mental, y ella me contó que tenía un titulo como de psicóloga social y que estaba en Tahoe Inn escribiendo un libro sobre un caso clínico que atendió años atrás, sobre una chica con estrés post traumático, que hacia 20 años había sido secuestrada y torturada; me contó sobre un tratamiento que estaban empezando a implementar con los que estaban en la guerra, porque usando sus palabras "América es un país que le debe todo a la guerra", terapias online por skype (bendito internet) mientras el, llamémosle, paciente recibe algún tipo de acupuntura que estimula ciertas zonas para estimular ciertos recuerdos, y poder de esa manera tratar el estrés que es sufrido. Tengo que averiguar mejor sobre esto, a mi me pareció interesantísimo, pero también influyó el hecho de que hacia un mes no hablaba de psicología. Nos pasamos mails para poder seguir hablando del tema, y mantenerme al tanto de las novedades, por si algún día quería trabajar de esa manera. 


De nuevo, esto de cruzarse con desconocidos que entran instantes en mi vida, la tocan, se convierten en recuerdos y se van. No se cuantos desconocidos mas entrarán en esta descripción, creo que seria mas fácil calcular un numero estimativo de gente que se va a quedar, ¿tres, cuatro, cinco?





 

sábado, 21 de febrero de 2015

Primeros días

Llegue a Lake Tahoe con una de mis amigas, un día de mucho mucho frío, recién ahora me doy cuenta de que a ese frío tendría que acostumbrarme y prestarle atención. Las calles y la rutas estaban llenas de nieve, y yo solo la miraba admirada. 
Esa primer semana que estuve acá, tuve la peor de las gripes que me agarro en años, no podía hablar directamente, lo que me daba un indicio de que estaba homesick y me hizo preguntarme si realmente estaba preparada para quedarme tres meses. 
Nuestra rutina empezaba así, íbamos a trabajar todos los días a las 9 y llegábamos a las 8 a nuestra casa, y yo llegaba me duchaba y directo a dormir. También mis primeras jornadas laborales de ocho horas me hicieron preguntar ¿será que estoy hecha para trabajar?, ¿estoy lista para formar parte de la clase obrera? Los problemas existenciales del primer mundo, me diría yo. 
Supongo que la mayoría de mis dudas eran porque recién me estaba acostumbrando o no, y porque la gripe que me había agarrado me dejaba sin fuerza. 
Encima a todo esto, yo, la doctora Rimolo, conociendo a mi sistema inmune, o a las fallas de mi sistema inmune, me vine preparada con dos, si solo dos dosis de antibióticos, entonces tarde como tres días en tomar la decisión de "desperdiciar" mi primera dosis, que gracias dios la tome. 

Por una semana vivimos sola con mi amiga Mavis y yo, en un motel lejano, que si alguien podría describirlo, podría decirse que es el típico de película de terror de bajo presupuesto yankee. Yo igual lo adore. Creo que tengo una capacidad de tomar agrado hasta a las peores cosas. Igual no era tan malo, no tenía cucarachas ni era sucio, tenía gente rara viviendo ahí no más, y también tenía historias. 

Los primeros días, en los que todavía había nieve, íbamos con Mavis por una bajada para tomar el bus, y ella se resbala un poco y putea contra sus botas y me pregunta "¿tus botas no resbalan", y yo sin dejar un instante para que actuará el karma o la gravedad riéndome le respondo con un orgulloso NO. Acto seguido estaba tirada de culo en el asfalto y con la mano enbarrada entre con tierra y sangre. Mavis muerta de risa, y esa pregunta formo parte de la rutina diaria a la ida y a la vuelta del trabajo, o a cada lugar que fuéramos, y siempre siempre nos sacaba una sonrisa, o una carcajada. 
Esa carcajada tan peculiar de la flaca, que nos contagia tanto, por momentos me hacía pensar que era tan falsa pero tan necesariamente real, como si necesitábamos reírnos, en esos días que llegábamos tarde y cansadas de trabajar, o de extrañar. 
La flaquita sobretodo, que desde el comienzo empezó a plantearse no quedarse. Y los primeros días de enero, después de tantas idas y vueltas, la flaquita se marcho a un lugar más cálido. 

Entre ella que no sabia que veníamos a un lugar con nieve, y que nieva a 0 grados centígrados, y Marta que llego uno de los días más fríos con unas converses y una remera manga corta, no se con cual quedarme jajajaja. 
Diciembre nos prometía tanta nieve...

Desde que Marta llego, días antes de Navidad, compartimos la cama. Salvo contadas ocaciones, que según ella fueron las mejores noches, durmió sola. No solo hemos estado conviviendo, sino hasta tocándonos (ella a mi) los pies en la noche. Lo se, soy irresistible. 

Yo pensé que esta locura de venirnos las tres juntas y vivir juntas, iba a ser de lo más problemático, pero no. La convivencia es tan genial, llena de cosas para recordar y inhibiciones que destapar. 

A los pocos días de la llegada de Marta, conocimos a otro grupo de chicos que vivían en nuestro mismo motel, y que a l larga también formarían parte de esta convivencia. Creo que nada supera el convivir con desconocidos, sobretodo estos desconocidos. 
 




viernes, 20 de febrero de 2015

Mis compañeras de trabajo

El área del súper en el que trabajo, se llama Deli, que sería básicamente traducido al español la fiambrería
Ahí, a diferencia de otros trabajos que conocí de J1, todos hacemos de todo, las tareas varían según el horario pero dentro de todo, todos nos encargamos de mantener al Deli andando, atendiendo clientes, limpiando, cocinando, haciendo las comidas "to take", haciendo ensaladas -bueno lo que acá se llaman ensaladas, que incluyen fideos, kilos y kilos de mayonesa, y capaz si tenes suerte encontras unas tiritas de zanahoria, algún que otro tomate, y el infaltable ingrediente para la ensalada americana el pollo, a todo todo TODO le ponen pollo; difícil pensar en todo eso como ensalada, pero capaz la definición que yo tengo de ensalada no es la correcta. 
Bueno la cuestión no es esa, cuando comenzamos a trabajar con mi amiga en diciembre, nos recibió Dan, un hombre alto con demasiada amabilidad como para dedicarse a los negocios y ser el gerente del súper. Hace unos días, ahh... Para las ventas de san Valentín, le toco a el hacer los anuncios de unas frutillas decoradas que estaban vendiendo, literalmente le pedía permiso a los clientes y perdón por molestarle en sus compras, y les pedía que AUNQUE SEA, pasarán a ver lo lindas que eran esas frutillas. Era muy gracioso escucharlo por el alta voz, ese señor debe ser muy bueno en los números y administrando, pero las ventas definitivamente no son lo suyo, creo que por eso me cae bien. 
Dan, ese día que llegamos muertas de frío y con los pies mojados por la nieve (ahora que recuerdo, también nuestro primer día en hacer dedo para no llegar tarde), nos recibió demasiado amablemente y su trato siempre continuo así, nos presento a nuestro grupo de trabajo. (Si, justo hace dos días tuvimos la charla de no hablar mal del súper y bla bla bla, se nota no?)
Ese grupo incluía a la manager que es una filipina demasiado graciosa y peculiar, dos mexicanas que se encargaron de hacernos los días más fáciles y llevaderos, dios... como me hicieron y todavía me hacen reír; un americano, adicto a las apuestas, que para describirlo hay que entrar en demasiados detalles, demasiados, pero que ese primer día se presentó como una persona que nos iba a ayudar, y de hecho lo hizo, pero que, aunque conmigo nunca lo tuvo, tiene un carácter de mierda; y una americana de 20 años que se había mudado hace un par de meses con su novio desde otro estado para vivir juntos y trabajar. 
Una semana después se incorporaría otra mexicana que tenía fama de ser demasiado estricta, y yo me la imaginaba como una vieja gorda curtida de tanto trabajar y resulto ser que a penas tenía 30 años pero muchos años trabajando en el lugar. 
Todos, todos tenían y tienen sus historias, que hicieron de cada día de trabajo algo distinto e interesante. 

Con mi jefa, la filipina, que ella misma se describe como un mono, chiquitita y ágil, muy rápida para trabajar, no tanto para limpiar los desastres que hace, me llevo unas semanas crear un buen vínculo, pero creo que nuestras primeras conversaciones fueron yo contándole sobre mi mamá y que ella es médica, y su respuesta, a casi todas las siguientes conversaciones que tuvimos fueron "is she Rich?" "Is he Rich?". Obviamente yo no encontré todavía la manera de explicarle que Argentina, al ser ese país tan peculiar que es, no necesariamente hace que los médicos sean ricos. 
Con el tiempo, la fui conociendo mejor, y es imposible no agarrarle cariño, con sus quejas diarias de un dolor de estómago del que nunca, nunca se va a hacer ver. Con ese amor y orgullo que tiene por sus dos hijos, y el marido rico de su hija, y la novia de Francia de su hijo. 

Bueno, lo que estoy contando acá, son historias que fui conociendo y encontrándome, y que aunque me encanta saberlas y contarlas, no son mías, y debería y tratare de hacerlo con el mayor cuidado. Quiero coleccionar historias, pero tengo que recordar siempre que no siempre van a ser bienvenidas de ser contadas. 

El que tenga el placer de conocer mexicanos, supongo que podrá entender sin demasiadas palabras como es compartir el trabajo con ellos, la onda que le ponen... supongo que yo podría describirla como su estilo musical "corrido", puede ser que la letra de sus canciones sean en exceso tristes y fuertes pero el ritmo, el ritmo hace que te olvides de lo malo, hace que parezca felicidad, ese ritmo contagia felicidad. 
Las dos mexicanas, que obviamente voy a presentarlas por separado pero que ambas pueden ser descriptas en esta pequeña introducción, hicieron de mis días en el Deli, geniales.

Empiezo por la Moni, de Ramona no de Mónica, así ella misma se nos presento. Moni es una mama de familia, una señora que ni de primera impresión aparenta a seria, las veces que me hizo sonrojar con sus chistes,  y dimes y diretes. Que se vino a trabajar, hace no tantos años o quizás si, depende de como los cuente, yo no estoy segura de si son mas de 16 o menos, solo se que se vino de "loca", como ella misma se describe, o de "valiente" como la describió un amigo en común. Quizá un poquito de los dos. 

Me doy cuenta de que la primera de las cualidades que describo en todas las mujeres, es la maternidad. Yo tengo mis teorías, que obviamente incluyen que "extraño a mi mama", "extraño tener una mamá", y que obviamente son las más acertadas, porque además, bueno ahora no viene al caso, pero busco constantemente tener conversaciones del tipo, y también busco gente grande con quien hablar,  porque el sentimiento de familia hasta inventado parece que me gusta. Pero esto es algo que si prestan atención (yo no voy a repetir lo obvio) se van a dar cuenta y, de lo que vamos a hablar mas adelante. 

La otra mexicana, casualmente se llama María, en realidad tiene tres nombres pero yo la conocí y además decidí llamarla por María. Ella, yo la presento, o la pienso, como la persona que hizo tan especial y genial mi estadía acá. Agradezco haberla conocido, y creo que no me van a alcanzar ni las palabras ni los actos para demostrárselo. 
Desde un primer momento, bueno lo que a mi me pareció es que era una chica de 25 con la que nos íbamos a hacer amigas, jamás pensé que era también madre de una nena súper adorable, no tan joven como parece. 
Ella me ayudo en todo, todo sin siquiera pedirlo. Me consiguió trabajo en un lugar que termine amando, confío en mi como para recomendarme, me presento a su familia, consiguió contactarme con gente para que me ayudara. Me animo a contactarme con un nuevo amigo. 
Con su historia, la fui conociendo, aprendiendo, no que horrible expresión, la fui queriendo. Ella también vino hace unos años, pero solo vino de vacaciones a visitar a su mamá, y se fue quedando. Siempre habla de un trabajo anterior que tenía en CalNeva, el hotel casino que alguna vez fue de Frank Sinatra, y que yo vivía enfrente y nunca lo supe hasta que le pedí que me deletreara para buscar fotos de lo maravilloso que ella describía el lugar. Ahí ven como nos llevamos por un tiempo el inglés y yo jajajaja. 
Maria, fue la que me presto/regalo para Navidad,una olla eléctrica o como algunos le llaman "arrocera", yo no se como se llama pero que me dio la ilusión de volver a comer arroz antes de aprender a cocinar en microondas (si, después vamos a entrar en esa discusión). Esa olla nunca anduvo, creo que pasamos horas esperando el arroz, mas horas de lo que se habrá esperado al niño Jesus, y probablemente con mas ansias, pero no, el arroz de Navidad nunca llego. 
Con ella es con la que mas horas de trabajo compartí, de hecho en los dos trabajos, trabaje con ella, pero "cerramos juntas" el Deli. 
Yo odio cerrar, bueno eso es lo que digo, porque odio llegar tan tarde a mi casa (tarde igual 8pm, casa igual habitación del motel). Y aunque de todas maneras siempre me levanto temprano, cuando salgo temprano de trabajar no siempre se que hacer, y uno de los planes con mis amigos es ir a lavar ropa jajajajaja. 

La ultima persona que me interesa contar, porque yo sigo con la política si no suma, que no reste, y si resta ¿para qué contar? (por lo menos no ahora), se llama Mikkayla o como se diría en español Micaela. Justo hoy estábamos hablando de su nombre, que tampoco tiene idea de por qué es así o de dónde  es, según ella es Michael en femenino, escrito como a su madre le gusto. ¿Y qué culpa tenemos nosotras de que a nuestras madres les gusten los nombres raros?
De ella siempre me llamo la atención que tan joven hiciera eso, irse de su casa (yo tengo mis teorías pero ninguna con base sólida, sino todas provenientes de mis raíces pueblerinas) para vivir con su novio. 
Además por su contextura y manera de andar, chiquitita y acelerada, me hacia acordar a una de mis amigas, aunque tarde en darme cuenta a quien. Que de todas maneras se que no importa, porque esta amiga, es lo menos detallista del mundo, que no sabe qué color de ojos tengo, y probablemente tampoco sepa que soy rubia (aunque esto se note hasta en mi hablar). 



Esto es un corrido, el primero que escuche, supongo que cuando tenga tiempo y mejor internet, escuchare mas. Curiosamente, el que me cometo de la existencia de este tipo musical no fue un mexicano, pero me creo la intriga de conocerlo, que me lo describió como unas canciones alegres que cuentan historias sobre los mafiosos y narcos de México, y como matan a las personas. Obviamente esto, que al principio me (nos) parecía bizarro, una vez que tuve la oportunidad de escucharlo, cambio mi opinión. 



Hoy me animo

Hace unos días escuche de una señora que conocí que su hija andaba viajando por Japón y China, y que ella "la leía" en un blog. 
Siempre me causa gracia las nuevas maneras de nombrar a nuestras comunicaciones con los que queremos, pero eso me dio una idea. Bueno, no se si una idea, sino que me dieron ganas de hacer lo mismo. El estar lejos, la diferencia horaria, el contar una y mil veces lo mismo a diferentes personas y responder a las preguntas estupidas que cada vez sorprenden mas, "¿extrañas?" "¿Hace frío?" "¿Como es allá, todo mejor que acá no?"
Eso de sobrevalorar a los otros países y despreciar lo nuestro, aahhh... como me molesta. Sobretodo hablando desde el desconocimiento

Entonces bueno, eso. Capaz empiece esto con la idea de que mi gente también diga "Maia esta por alguno de esos lados raros que le gusta, cada tanto la leo"
Y.. ¿como comienzo esto? Si ya estoy terminando.. Ya me estoy volviendo. Capaz es medio tarde cuando quiero empezar, pero como no es ni el primero ni el último de mis viajes, ojalá esto pueda durar. 
Los días acá, la vida acá siento que me cambio tanto. Conocí tanta gente buena, tanta gente que probablemente no vuelva a ver, si todo lo bueno tiene algo malo, eso es lo malo de viajar, la gente que entra en tu vida por un instante, la cambia y ya no la podes volver a ver. Supongo que eso también es lo que hace que el significado de amor y amistad cambie tanto y sea tan importante. Que dure lo que tenga que durar, pero que valga la pena. 

Hoy que empiezo esto, es un día hermoso de calor, bueno calor en un lugar en el que debería estar lleno de nieve no es tan hermoso para los que viven y trabajan acá, pero para nosotros que solo observamos y disfrutamos del sol, nosotros los que no sabemos, podemos disfrutar de la ignorancia y el placer de la naturaleza. 
Hoy, que no trabajo, hoy que debería tener ganas de hacer de todo, solo quiero estar tirada y escribiendo o leyendo, mirando el lago, animándome a tocar el agua fría con los pies, cerrar los ojos y disfrutar de esas pequeñas cosas que me hacen, "estar al lado del camino".

¿Que aprendí en estas semanas? 
Para empezar, que las personas no son tan diferentes como creen, más allá o sin hablar desde "la mirada psicológica", a mi me encanta afirmar que la gente es buena (y si, eso es lo que me hace ser la chica ingenua que soy) pero bueno, aunque así no sea... Esa frase de "los latinos siempre son tan cariñosos y te ayudan en lo que sea, siempre te hacen sentir bienvenidos". Yo lo viví con mas o menos la mitad de las personas que conoci acá, quizás sea porque California tiene su origen en México o no... Mejor no me pongo a opinar de eso jajaja
Yo quiero creer que es porque las personas tenemos ciertas cosas en común y la bondad es una de ellas. El americano cerrado, no lo conocí, es mas me parecen que también son bastante easygoing como se dice de la gente del Sur. 
El por favor y el gracias, siempre universal. Y siempre el valor del gracias es tan grande. 
Te abren tantas puertas y tantas oportunidades. Bueno, resumiendo, las personas que conocí acá, no solo me trataron bien todo el tiempo (bueno digamos que no todas pero recordemos a las que suman no a las que restan) sino que estuvieron siempre mas que dispuestas a hacerme la vida mas fácil, sin siquiera yo pedirlo. 
Personas que dejan de hacer lo que están haciendo para guiarte, una vez estaba mas que pérdida en bicicleta y con un mapa que no entendía y una señora X, con una actitud demasiado de ciudad me dijo "you seem so lost right now, let me show you where you are, and how to do to get where you want". Obviamente el problema de esa situación no era saber donde estaba, sino saber a donde quería ir. 
Bueno, no es solo el problema de esa situación, sino básicamente de mi vida actual, aunque reflejarlo en un momento tan pequeño, y supongo que con la misma solución "I just want to go where my friends are". Yo se donde estoy, pero las ideas de a donde quiero ir, son demasiadas. 
Solo quiero encontrar a mis amigos, ¿será eso lo que estoy buscando todo el tiempo?

El hitchhiking, o hacer dedo, es una de las más divertidas y geniales que aprendí a hacer, el 98% de las veces solo funciona de día (porque agregarle matemáticas a las cosas cotidianas te hace sentir que algo de la escuela fue útil, además ayuda a pasar el tiempo creando teorías jajaja) y terminas conociendo gente e historias que de otra manera no lo harías. Casi siempre se llega a destino antes, si lo haces con amigos siempre es mejor, porque el baile para que te levanten y evitar el frío, es tan novedoso que debe ser uno de los hits del verano (o invierno, o Lake Tahoe sin nieve que es como verano).
Y bueno, como decirlo, el día que no me levantaron, y que me preguntaron "did you give up?", irónicamente fue el día en que mi vida, o la vida me empezó a enseñar que no, que no me diera por vencida, y a que mientras dure lo que tenga que durar, que valga la pena. 
Fue el día que conocí a una de las tantas personas que entra por un instante en tu vida y la cambia, y la cambio tanto sin siquiera saberlo, que vale la pena no olvidarlo. 
Yo haciendo dedo para llegar más rápido, él esperando un bus que venia lleno, todo nos llevaba al mismo lugar, solo que eso lo sabríamos más adelante. 

¿Como uno puede tener tantas cosas en común con un desconocido que se cruza en tu vida mientras esperas el colectivo y tan pocas cosas en común con gente con la que compartís el día a día? 

Como para terminar por hoy, que sin duda fue un día largo, y otra vez yo con insomnio, convengamos que si quiero describir mi viaje en tres palabras, las elegidas serían "cambio, calambres e insomnio" jajajajaja. Uno siempre espera más de un viaje pero bueno, mi fiel compañero el insomnio y mis calambres nocturnos, forman parte de la mitad de mis charlas y de la mitad de las teorías de como superarlas. 
Como hoy me lo dijo otro desconocido con toda la timidez del mundo por no incomodar "la hoja de mota y alcohol dicen que es genial para los calambres". La gente sorprende tanto, de tantas maneras... Que siempre me siento orgullosa y agradecida de tener la oportunidad de conocerlas.